Navegando el universo, una estrella me dijo que no todo era perverso. *Jägare Stjärnor
sábado, 13 de octubre de 2012
Naufragio de Media Noche.
- Desperté.
Mi cuerpo rígido y mojado estaba tirado a la orilla de la playa. Las olas me cubrían con su espuma, cual sabanas de algodón.
Desperté.
Me encontraba perdido, no sabía dónde estaba y no entendía que había pasado. Mis ropas rasgadas y mi cara quemada me indicaban que hacía ya mucho tiempo per naci en el mar. Naufrago. Víctima de una catástrofe. El barcón donde viajaba, se dispuso a la merced de la tormenta sin piedad que lo encontró; sin rumbo fijo y a azote del viento, el casco colapso y el agua poco a poco fue adentrándose en el hasta consumir el último suspiro de oxigeno dentro de él. Hasta abrazarlo por completo.
Levante la mirada, el cielo negro que me vigilaba por doquier; las estrellas que titilaban sin cesar y la luna, esa luna llena y hermosa. Todo me indicaba que estaba a deriva, postrado en una playa virgen y desierta. Había arboles en aquella playa solitaria, eran extraños, raros y peculiares arboles que jamás había visto antes. Sus copas sin techo y sus hojas largas y rasgadas, eran nuevas para mía; las bolas, unas cosas redondas y peludas que parecían rocas, colgaban de aquellos arboles. Eran tan extraños.
Me levante del agua, examine cada centímetro de mi cuerpo, observe con detalle mi alrededor y verifique si había existencia de algún detalle humano en el panorama, pero nada había, todo era mar, arena y plantas.
Camine a lo largo de la playa, buscando algo que me dejara ver la presencia del humano o su simple huella en alguna roca o árbol. Camine aproximadamente media hora y tope con algo, una cueva.
La formación rocosa era peculiar, bastante grande y el eco de mi nombre al gritar, se escuchaba a lo largo de todo el túnel de estalactitas y estalagmitas seis veces. No sabía si era seguro entrar, pero tampoco quería quedarme afuera a la deriva de cualquier cosa. Me arme de valor y mis pies comenzaron a avanzar. Camine entre aquella oscuridad inmensa, conforme me alejaba la luz tenue de la luna llena comenzaba a desaparecer. No sabía qué diablos estaba haciendo, solamente me dejaba llevar por mi instinto y mi corazonada poco lógica. Camine y camine entre los picos de rocas húmeda que me rodeaban cuando pise algo, una especie de bolita de pelos que comenzó a titilar una luz fuerte y suave a la vez, intensa y tenue al mismo tiempo Tuve miedo, me sentí inseguro pero aun así no huí. No sé qué rayos era, jamás había yo visto algo semejante. No era ni chica ni grande, tampoco era un bichito. Tenía el tamaño de un ratón, pero era más grande que una de esas orugas gordas y verdes que crecen en la primavera, era extraña y el más raro, brillaba. El ritmo de su pulso era lento, pausado y tenue; pero de repente comenzó a acelerarse y fue creciendo su brillo e intensidad hasta llegar a un punto en que la luz se volvió tan fuerte que me cegó unos segundos. Me cubrí los ojos con ambas manos y los frote para recuperar la vista, según yo, más rápidamente.
Cuando volví a abrirlos, la bolita de pelos plateados y dorados comenzó a actuar de forma extraña. Su luz se quedo estática y toda la cueva se ilumino, entonces, de la nada su luz se extinguió. Quede a oscuras, una vez más. Pero poco a poco, tenues destellos comenzaron a aparecer en toda la cueva. Más bolitas peludas comenzaban a brillar. Bichitos, ratones, ALIENS. No sé qué cosas eran, pero sus colores eran muchos. Había rojos y azules, verdes y amarillos. Sobresaliera colores que no había visto antes, colores nuevos que jamás conocí.
Mi sangre comenzó a correr por mis venas tan rápido que me sentí a reventar. Mi miedo creció en gran manera, quería correr y salir de ese lugar, pero no lo hice. Quise gritar por ayuda, pero hubiera sido inútil. Así que solo me quede ahí, estático y respirando aceleradamente. A le expectativa de que algo extraño me sucediera. La bolita que pise comenzó a flotar o a volar o a hacer algo que no sé como describir. No había nada que la sostuviera debajo y tampoco algo que la levantara. Comenzó a moverse de forma irregular, daba vueltas alocadas y zigzagueaba de un lado al otro sin control. La cueva parecía un arco iris, muchos colores la iluminaban. La bolita que se movía locamente se alzo de forma hiperactiva hasta el techo de puntas, se sostuvo ahí por un momento y luego bajo hasta la altura de mis ojos. Pude ver algo grandioso y escalofriante al mismo tiempo. La bolita se TRANSFORMO.
Los pelos plateados y dorados que la cubrían, comenzaron a moverse hacia la parte de arriba de ella. El color que tenían cambio aceleradamente a uno oscuro. Colores Negro, Morado y un Azul Índigo conformaban aquellas membranas de cabello. Eran hermosos. Comenzaron a formarse manos, pies, brazos y piernas. Aquella bola de pelo ya tenía más bien una forma humanoide, extraña pero hermosa, dentro de un cuerpo tan pequeño. Una cara muy fina comenzó a formarse. Grandes ojos morados, pestañas largas y curvas, una nariz perfectamente perfilada y labios tan rojos sobre una piel perfectamente blanca y hermosa. Era más bien parecido a una mujer muy chiquita. Senos se formaron en su pecho y una cintura abrazo su tronco. Una dama blanca y hermosa apareció ante mis ojos.
Alzo la mano y con su diminuto dedo, me indico que la siguiera a través de la cueva. No sabía si hacerlo o NO. Este ser hermoso era absolutamente extraño. Había leído en la biblioteca de mi cuidad sobre algo como ellas, les llamaban HADAS, y no siempre hacían referencia en los libros sobre su bondad; más bien te advertían de alejarte de ellas lo mas que pudieras. Pero no lo hice, su encanto me hipnotizo y sus ojos me sedujeron, y no me dejaron más salida que seguirla. No quería hacerlo, pero mis pies no obedecían las órdenes que mi subconsciente les ordenaba.
Camine tras ella, flotaba frente a mí, pero no tenia alas y nada que la sostuviera en la atmosfera. Conforme avanzábamos, la gama de colores y de bolitas peludas titilantes se encendía delante de nosotros y se apagaban detrás de mí, dejándome ver la realidad de oscuridad que me envolvía dentro de aquel húmedo hueco en la tierra. Caminamos a lo largo de aquel túnel que parecía no tener fin, por momentos era el hueco era enorme, tanto que no podía ver el techo y por otros el espacio era tan estrecho que tenía que agacharme y casi gatear para poder pasar.
Llegamos a un tope, sin salida dentro de la cueva. Me encontré en una recamara nueva, una cueva singular. Delante de mí yacía algo parecido a un mini lago, un cuerpo de agua que era custodiado por un muro y techo de roca, que dejaba proyectar la luz de la Luna llena por un orificio lo suficientemente grande, sobre una roca dentro del agua.
La dama de blanco, floto sobre las aguas y se poso sobre la roca que permanecía en medio. La luz de la Luna la cubría de forma tan bellamente misteriosa que me arranco un suspiro. Su cuerpo comenzó a destilar un brillo feroz. Destellos de polvos la envolvía y la luz cada vez fue más fuerte, creció tanto y tan rápido que me dejo ciego por un minuto. Mis manos intentaron proteger mi ojos de aquella luz pura, frotaron mis corneas con la esperanza inútil de devolver a ellas la vista. Cuando regreso a mí el sentido, pude ver lo que sucedió. Aquella mujercita pequeña, ahora era una dama digan, una mujer tan bella, tan hermosa. Sus cabellos negros, morados y azules brillaban al ritmo de la luz lunar. A su alrededor, plantas y flores que nunca antes había conocido, una especie de helechos que se enrollaban en las paredes de roca y que brotaban del agua aparecían, lirios que jamás había visto y algo singular y espeluznante también. Luces de colores que brotaban de ellos.
Las bolitas de pelo que eran como el arco iris comenzaban a salir de entre las flores y helechos de la cueva, pero ya no eran más bolitas, ahora tenían forma. Precian humanos, humanos diminutos, pero en parte diferente. Sus pieles eran de colores, había rojos, amarillos y azules. Rosados, morados y negros, bueno más bien eran cafés. Aparecieron otros que se adornaban con colores que en mi vida había divisado o que la paleta de la gama que yo conocía no tenía en su contenido; se me acercaron sigilosa y precavidamente, me inspeccionaron de pies a cabeza mientras reían como niños traviesos y curiosos. Sus rostros infantiles me roderón y me sonrieron con alegría. No sabía qué hacer, si quedarme ahí quieto y dejarlas que juguetearan con mis cabellos o tocarlas. Me atreví a hacer lo segundo y extendí la mano a una de ellas. De inmediato todas saltaron lejos de mis, se escondieron entre la hojas y en las flores ¡me sorprendí! Ahora que hacía, me quede estático y poco a poco salieron de nuevo. Sus risas traviesas regresaron y me roderón una vez más. Una de ellas tomo mi dedo índice con su mano, una mano tan diminuta que mi pequeño dedo era gigante sobre su palma. Me guiaron al agua y de ella rocas de colores nuevos aparecieron. Había amarillas, verdes y moradas; pero todas cubiertas con una especia de musgo dorado y plateado que las hacia brillar a la luz de la Luna.
Camine sobre ellas y llegue hasta la roca gigante dentro del agua, a lado de la dama blanca. Me acerque temeroso, ella me ofreció la mano y acerco sus labios a mi oreja. Me canto un cantico nuevo, en un idioma que no entendí. Me susurro palabras que no conocía y por ultimo dijo mi nombre "Deinel".
Cerré los ojos, me deje envolver por su hermosa voz y sus encantadoras palabras, pero de repente todo quedo en silencio. TODO. Abrí mis ojos y lo que observe me dejo pasmado. Alrededor mío NO había NADA. Solo estaba Yo, La Cueva y El Agua. Solo eso, nada más. Me espante, de verdad me espante. No sabía que sucedió. Acaso soñé despierto, o es que estoy delirando. Mis pensamientos no eran claros y lo primero que mi mente pudo deducir fue "HAMBRE". TENGO HAMBRE, pensé. Sí, eso debió ser; mi hambre de cerdo. Naufrago, casi desnudo y sin rumbo fijo que mas podría decirme la lógica; entre a este lugar en busca de algo y en vez de eso mi mente jugo conmigo ¡DESGRACIA! Estoy perdido, medio loco y hambriento. Mi destino es una verdadera burla.
Salí como pude de esa oscuridad, que solo era iluminada por un destello lunar de un hoyó en medio de un techo casi a colapsar. Salte de roca en roca y camine por un túnel casi indivisible.
Llegue a la playa, mis tripas sonaban tan fuerte que no me dejaban razonar con precisión lo que paso. "MI MENTE ME JUGO UNA MALA", pensé. Afuera, volví mi mirada hacia las cosas peludas y redondas que colgaban de aquellos raros árboles, no estaba seguro de que fuera o que tenían, pero mi hambre era más fuerte que mi razonamiento. Así que sin pensarlo tanto, lance rocas a esas cosas para bajar uno. Mi puntería dio sus frutos y uno de aquellos raros especímenes cayó al suelo, lo cogí y lo examine cuidadosamente. Era de un color, como decirlo, amarillezco y verdoso. Algo no muy apetecible, su cascara era lisa y te recordaba a un mango o un banano. Tome un respiro hondo y largo, me arme de valor y le di el primer mordisco. Total podían pasar solo dos cosas, o me envenenaba experimentando con esto o bien, saciaba mi asquerosa y bestial hambre de puerco. "ÑAM" el primer mordisco fue, comenzó a masticar aquellas cosa, el sabor de lo que se que fuera lo que me metí al hocico, era amargo. Demasiado amargo, desagradable en realidad, pero poco a poco se fue volviendo dulce, tan dulce que... ¡WAKALA! Me empalago tanto que lo escupí. "¡QUE CLASE DE FRUTA MAS RARA ES ESTA!" grite. No sabía si seguir comiéndomela o dejarla hasta ahí. Pero que mas podría hacer, tenía que intentarlo. Di otra mordida, esta vez la consistencia de aquello era más bien fibrosa, mordí y mordí hasta cansar mi mandíbula, cuando se me ocurrió intentar algo nuevo. Baje una de aquellos que parecían peludos, cuando callo lo examine, se veía café o negro, la verdad no se con esta oscuridad, busque una piedra y lo golpee contra ella. Quince golpes en total, el fruto se abrió y pude ver lo que tenia dentro. Una cámara hueca, con algo asqueroso que parecía carnaza o algún fluido que era marrón y apestaba ya. Temía que eso fuera a haber dentro de mi fruto amarillezco, pero luego mi lógica me dijo que este otro ya estaba podrido, así que todavía tenía esperanza. Tome mi fruto y note que se podía pelar, encontró una concha con borde filoso y lo pele con ella. Fue demasiado sencillo y una vez terminado, vi mi producto final. Una bola con pelos, o una pelota o una cabeza, no sé qué rayos. Agite el fruto y dentro sonaba agua, ¡AGUA! Qué clase de fruta marciana tiene agua dentro. Por lo regular tienen carne o son soladas, no tienen agua. Divise en medio de la oscuridad que la bola café tenía unos puntitos blando, con la concha abrí uno de ellas y efectivamente, agua salió de la fruta. "BUENO, SI NO ME ENVENENA Y ME MATA, ALMENOS ME QUITARA LA SED" pensé. Lleve el orificio a mis labios y casi en seguida, justo cuando el liquido toco mis dos resecos pedazos de carne, mi boca tuvo un orgasmo de placer. Un éxtasis recorrió todo mi cuerpo y una sensación increíble me invadió. El fruto era absolutamente delicioso, un sabor único, entre salado y dulce, refrescante en toda manera. Sin pensarlo dos veces baje más de aquellos frutos, los pele y me tome su agua. Seis frutos peludos me acoracen aquella noche. Forme una especie de bolsa con las hojas de aquellos arboles y puse dentro las bolitas que quedaron vacías. Decidí caminar por la orilla de la playa, ya que era más seguro encontrar aunque sea un cangrejo que me devore ahí, para a completar mi cena. Camine y camine alrededor de dos horas, hasta que logre ver algo parecido a una choza. Estaba formada por maderas muy juntas y muchas hojas que formaban su techo. Corrí con autentica desesperación, por fin, presencia humana. ¡ESTOY SALVADO! Pero cuál fue mi gran chasco, que cuando llegue no había nadie y nada, más que la choza y algo que parecían tazas formadas con los frutos que me cene. CHASCO. "ALMENOS ME SERVIRA PARA DORMIR HOY" pensé. Así que me quede, me recosté y me deje llevar por el place del sueño.
A la mañana siguiente desperté por un ruido poco usual que me activo de inmediato. Dormí tan profundamente que no recuerdo ni que soñé, pero ese ruido fue muy preciso. Alce mi mirada, las nubes eran de un todo rosado, el cielo, no parecía cielo, no como el normal que siempre vemos; este era naranja y el sol no te lastimaba si lo veías fijamente. Pero algo en agua fue lo que robo mi atencion, una silueta que me observaba a la distancia. Cabellos largos y dorados cubrían la mitad de un rostro que solo dejaba ver los hombros.
Mi razón tomo de nuevo dominio sobre mí y reaccione de inmediato, una persona ¡UN HUMANO EN MEDIO DE ESTE CAOS! Salte del suelo de inmediato, pero tan pronto como hice eso, la figura que parecía una mujer se sumergió en el agua. "¡HEY NO HUYAS, ESPERA!" la desesperación de mi voz era única y autentica. Pero la mujer no salió, me senté en la arena a esperar a que algo sucediera, a que ella salir. Una persona no puede permanecer tanto tiempo bajo en agua, es imposible. Pero nada salió del mar y este incidente me hizo recordar lo que paso ayer. En realidad paso, acaso no fue solo un sueño.
Mis preguntas eran demasiadas. Recordé la cueva y me decidí a ir en su búsqueda. Abandone mi campamento improvisado y recorrí la playa. Camine y camine hasta encontrarla. Esta vez no tuve miedo, al contrario, quería ver de nuevo a los bichitos brillantes de colores.
Entre a la cueva pero algo me sorprendió, NO ERA LA CUEVA DE AYER. Esta era mas pequeña, de la anoche era inmensa y profunda. En esta podía ver el fondo a simple vista. Acaso todo fue mi imaginación, acaso lo que me paso no fue real. ¡NO, SI LO FUE! Mi mirada se dirigió al espacio, mi pensar viajo a distancias infinitas y mi mente se perdió en el universo de mis dudas. De nuevo el sonido en el agua, el que me despertó. Voltio rápidamente la mirada y ahí estaba, observándome fijamente. Pude ver sus ojos Verdes cual Esmeralda. Era la mujer de hace un momento
Ella me observaba desde las aguas turquesas de aquella playa desierta. Me quede impávido y mi ojos inmersos en ella, se perdieron en su belleza.
*Zvezda Sanjac & Jägare Stjärnor
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